Abogado, docente universitario, diputado nacional (mc). Estuvo entre los fundadores del Parlamento del Mercosur a fines de 2005. De inmediato conformó la bancada progresista de ese Parlamento, junto a los representantes del entonces Frente para la Victoria de Argentina, PT de Brasil, Frente Amplio de Uruguay, la bancada del Socialismo para el Siglo XXI de Venezuela y lo que hoy es el Frente Guasú del Paraguay. Reciente Embajador argentino ante la OEA.
Autor de siete libro.
Esta nueva obra es una recopilación de trabajos que fueron publicados durante los últimos años y llegan al presente.
No siempre la confección de una serie de artículos concluye satisfactoriamente en un libro. En este caso, se me presentó el desafío de comprobar si esas opiniones vertidas sucesivamente a lo largo del tiempo guardan o no la hilación y la coherencia necesarias para construir la unidad de sentido que representa un libro.
En la Argentina estamos viviendo horas aciagas. Pero al mismo tiempo clarificadoras. Y, como consecuencia de esto último, no vacías sino llenas de esperanza.
Cuando muy jóvenes, desde finales de los setenta cantábamos “se va a acabar la dictadura militar”. A raíz de la tragedia que padecimos, y de todo el proceso de esclarecimiento de la verdad que sobrevino a ella, fuimos capaces como sociedad de acuñar el concepto de dictadura cívico-militar (al cual podrían agregarse otros adjetivos). Por eso, no estaría mal preguntarnos si finalmente fue Videla quien necesitaba un ministro de economía, o si fue Martínez de Hoy quien necesitaba un genocida para
materializar su proyecto de saqueo y depredación.
Con el paso del tiempo reconstruimos una verdad histórica que nos remonta a las agencias de delación de trabajadores y trabajadoras, sindicalistas y estudiantes que tomaron el camino de elevar la conciencia y luchar por un proyecto de liberación. Esos departamentos de detección de cuadros políticos y sociales del campo popular que operaban en aulas, oficina, talleres y fábricas, serían el anuncio de los ulteriores campos de tortura y exterminio.
En ese proceso, y a pesar del negacionismo del presente, fuimos ca-
paces de enarbolar la bandera del “Nunca más” al terrorismo de Estado.
La asignatura pendiente –para el presente y para el futuro- es extender ese grito de “Nunca más” al proyecto económico, social y cultural de la dictadura. Porque hoy, con otras formas, con otros recursos, y con una capacidad de planificación con la que a veces el campo popular no cuenta, el proyecto económico, social y cultural de dominación es esencialmente el mismo.
¿Cómo puede ser, si no, que por cuarta vez en poco más de cuatro décadas estemos viviendo una nueva etapa del modelo de valorización exclusivamente financiera que entierra la producción, la industria y el trabajo?
(Carlos Raimnundi)
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